Una imagen curiosa que se repite en todas las ocasiones en las que aparecen los guerreros nórdicos. Sin embargo, según los estudios de numerosos arqueólogos e historiadores, parece ser que los cascos de los vikingos estaban formados por planchas de hierro unidas entre si por tiras de cuero. Su forma era redondeada o cónica y, la mayoría de las veces, incluían protectores en la nariz y los ojos...pero nada más.
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Entonces ¿por qué siempre se les representa con esa gran cornamenta en el casco? El mito nació en el año 1820, cuando el pintor Gustav Malstrom ilustró una obra del siglo VIII: "La Saga de Frithiof". Una legendaria historia de amor y venganza. En sus dibujos, quiso recrear a los violentos y temidos guerreros vikingos de forma que provocaran miedo. Y pensó en unos cuernos, a modo de demonios.
Más tarde, esta imagen se hizo más popular con el estreno de las óperas "La Valquiria", en 1870 y "El ocaso de los dioses", en 1876. En ambas aparecen algunos personajes con estos cascos. Pero, concretamente, en "El ocaso de los dioses", Sigfrido, el protagonista bueno, lleva un casco del que sobresalen dos alas. Sin embargo, su cruel enemigo, Hagen, cubre su cabeza con un casco con cuernos. A partir de entonces, vikingos y cuernos han ido siempre juntos.
Un bulo histórico que ha calado tan hondo, que a nadie se le ocurriría desfrazarse de vikingo en Carnaval y no llevar una buena cornamenta (con perdón).