"La masacre de los inocentes", Rubens. |
Para encontrar la respuesta tenemos que remontarnos a la Edad Media. En la Europa medieval (sobre todo en el centro), se celebraba el día de San Nicolás cada 6 de diciembre, eligiendo un "Obispillo". Generalmente era un niño elegido del coro de las catedrales, y su "nombramiento" duraba hasta el día de los Santos Inocentes. Esta figura era la heredera de otra tradición más antigua: la Fiesta de los Locos. En esta celebración, se elegía un "Obispo de los Locos" que se dedicaba por unos días a alterar el orden social con jolgorio, alboroto (incluso dentro de las iglesias), burlas, provocaciones...
De esta forma el "Obispillo" tenía carta libre para gastar bromas y ser un poco "gamberro", hasta el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes en que acababa su privilegio.
Aún hoy, en Burgos se celebra la fiesta del "Obispillo y sus 16 Inocentes". Tras ser nombrado en las primeras horas del 28 de diciembre, recorre las calles de la ciudad y termina en la Plaza Mayor donde es recibido por el Alcalde y otras autoridades. Desde el balcón del Ayuntamiento saluda a todos y dirige unas palabras a los niños.
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Este es el origen real de las actuales inocentadas. Coincide temporalmente con el día de los Santos Inocentes pero no es ninguna burla a aquellos tristes hechos.
Así que, ten cuidado ese día. Y si terminas con un monigote de papel pegado en la espalda, simplemente, sonríe.
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