"- No lo entiendo. He estado casi todo el tiempo debajo de la sombrilla."
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Después de decir esto, siempre hay alguien que se acerca diciendo: "A mí me pasó ayer lo mismo, y eso que el cielo estaba muy nublado. Lo que pasa es que sopla una brisa que quema más que el Sol".
Ya está. Solucionado el misterio. Un aire abrasador pero indoloro requema tu piel como si de una barbacoa invisible se tratara...Pues no.
El Sol nos regala cada día un buen puñado de radiaciones. La que nos provoca las quemaduras en la piel es la radiación ultravioleta (UV). Y resulta que ni las sombrillas ni las nubes impiden por completo el paso de los rayos UV.
¿Entonces la brisa es inocente? Bueno, digamos que es cómplice. Al refrescar el ambiente hace que aguantes más tiempo recibiendo radiación UV y quemando tu piel.
Actualmente podemos adquirir sombrillas con filtro UV. Pero ojo, el agua del mar y la arena de la playa hacen rebotar los rayos solares haciendo que también nos llegue parte de radiación solar.
Conclusión: bajo la sombrilla, con cielo nublado o en camiseta, ponte protección solar.