¡Que vienen los Reyes Magos!

La noche del 5 al 6 de enero los peques, y no tan peques de la casa, se irán a la cama esperando la llegada nocturna de Melchor, Gaspar y Baltasar. Los tres Reyes Magos que visitaron a Jesús en Belén. Como manda la tradición, dejarán regalos para todos los que se hayan ortado bien durante el año.

Una bonita y entrañable tradición que, como suele ocurrir con los mitos, tiene una base histórica bastante débil.

Vamos a explorar este mito por partes:

1.- ¿Eran tres?
La única referencia que se hace a estos personajes en la Biblia la encontramos en el evangelio de San Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle." 
Imagen: diariocritico.com
Mateo: "
Nada se dice del número. Sólo que eran más de uno. De hecho, se puede encontrar gran disparidad en cuanto a este tema según donde consultemos: 
      - En la capilla griega de las catacumbas de Priscila, del siglo II, aparecen tres "magos".
      - En las criptas de San Pedro y San Marcelino, en Roma, hay un fresco del siglo III en el que se representan dos
     - En las romanas catacumbas de Domitila, del siglo IV, encontramos cuatro.
     - En varios monumentos arqueológicos romanos, aparecen hasta seis y ocho "magos".
     - Y en documentos armenios aparecen doce.
El actual número de tres acabó imponiéndose, seguramente, por los regalos que también San Mateo cita en su evangelio: "Cuando entraron en la casa, vieron al niño con María su madre, y postrándose le adoraron. Entonces abrieron sus tesoros y le ofrecieron presentes de oro, incienso y mirra."


2.- ¿Cómo se llamaban?
Pues tampoco lo sabemos. Sus actuales nombres, Melchor (Malki-or, "Rey de la Luz"), Gaspar (Kansbar, "Administrador del Tesoro") y Baltasar (Belio-šarru-usur, "Dios protege al Rey"), no aparecen citados hasta el siglo IV en el Evangelio Armenio de la Infancia. Dos siglos más tarde aparecen citados de nuevo en el mosaico de San Apollinaire Nuovo (Rávena).  Pero no serán aceptados definitivamente, hasta su inclusión en el “Liber Pontificalis”, fechado a mediados del siglo IX. Visten ropas al estilo Persa y representan las tres edades del ser humano: Gaspar, la juventud; Baltasar, la madurez; y Melchor, la ancianidad. 
Baltasar no aparece con piel negra hasta el siglo XV con el fin de representar, además de las edades, las tres razas de la Edad Media. Así Melchor representa a los europeos, Gaspar a los asiáticos y Baltasar a los Africanos.

Imagen: infovaticana.com


3.- ¿Eran reyes con poderes mágicos?
 Pues no. El evangelio se refiere a ellos como "magos" pero no en el sentido que entendemos ahora.
En aquella época "los magos" eran una casta religiosa persa. Unos sacerdotes estudiosos de la astrología con gran reconocimiento por su amplia sabiduría en diversos campos.
El título Real, se lo otorga Tertuliano, escritor romano y Padre de la Iglesia, que durante el siglo III llegó a esta conclusión después de leer uno de los Libros Sagrados. En él se decía: "Que los reyes de Sabá y Arabia le traigan presentes, que le rindan homenaje todos los reyes". Esto unido a que la Iglesia no veía bien que se asociara a estos personajes con la magia, entendida como poder sobrenatural, hizo que a partir de ese momento se les denominara "Reyes Magos".

Imagen: setthings.com


4.- ¿Visitaron el pesebre donde nació Jesús?
"Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron…” – Mateo 2:11
Aquí encontramos otra pista que nos lleva a la respuesta. Mateo cita que entraron en "la casa". No habla de pesebre o establo. Esto tiene sentido porque, según algunos estudios, la visita de los magos se produce casi dos años después del nacimiento de Jesús. Por eso Herodes ordena matar a todos los niños menores de dos años. 


Ya falta poco, se les oye a lo lejos. ¡Que la realidad no mate la ilusión!

Yo, como cada año, dejaré tres tazas de leche con galletas y unos cuencos de agua para los camellos. Dormiré deprisa para que sus majestades dejen los regalos en el salón de casa. 

¡Ya vienen los Reyes Magos, ya vienen los Reyes Magoa, caminito de Belén...!