Padres que se niegan a vacunar a sus hijos porque, según ellos, las vacunas son auténticos venenos que provocan, entre otras cosas, autismo.
La creencia tiene su origen en un estudio del doctor Andrew Wakefield, cirujano inglés nacido en
Imagen: ahrp.org |
Sin embargo, las autoridades sanitarias del Reino Unido tenían grandes dudas de la validez del trabajo de Wakefield. Así, en enero de 2010, las sospechas sobre mala praxis fueron confirmadas. El Consejo Médico General tenía pruebas para demostrar que Wakefield actuó “deshonesta e irresponsablemente“, “mostró un cruel desprecio” por el sufrimiento de niños y jóvenes al someterles a pruebas innecesarias, “abusó de su posición de confianza” y “provocó el descrédito de la profesión médica“.
La revista British Medical Journal publicó varios artículos en los que se demuestra como Wakefield manipuló los datos de los niños para forzar la conclusión que buscaba. Además, el médico falseó los datos que los padres aportaron acreca de los niños participantes
Además, se pudo comprobar que el estudio fue financiado por un bufete de abogados, del que Wakefield era asesor, con lo que pretendía demandar a las empresas farmacéuticas fabricantes de la vacuna. Esto le habría supuesto unos ingresos millonarios.
Aún así, como dije al principio, persisten colectivos antivacunas que se siguen apoyando en el falso estudio de Wakefield para defender su postura. Una postura que sería muy respetable si no tuviera las terribles consecuencias que se están produciendo en todo el mundo. Unos ejemplos:
- En EEUU, donde más colectivos antivacunas podemos encontrar, han aumentado en un 300% los casos de sarampión desde el año 2013.
Imagen: diariopuntual.com |
- En algunos barrios de Granada los creyentes en la medicina natural también han provocado brotes de sarampión en los último años. Especialmente sangrante fue el caso del niño de Olot que murió hace tres años, en este caso por difteria, víctima de los bulos. Fue el primer infectado por la bacteria en España desde 1987. No estaba inmunizado por voluntad de sus padres. Aseguraron sentirse “engañados” por los grupos antivacunas que les dieron información que creyeron como cierta.
Como siempre se recomienda, para evitar bulos, no te creas lo primero que leas en cualquier artículo de internet. Siempre es bueno contrastar la información en sitios oficiales.
Con la vida de los demás no se juega. ¿Vacunas? ¡Por supuesto! Y déjate de zarandajas.