El roscón de Reyes

Una de las tradiciones navideñas más arraigadas y dulces por estas fechas es comerse un trozo de roscón (si puede ser mojado en chocolate, aún mejor) en los días cercanos a la visita de los Reyes Magos.

La tradición cristiana explica que el origen de esto se remonta a tiempos atrás, cuando se reunían en la noche familiares y amigos alrededor de una rosca de pan dulce, en la que habían escondido una haba, como símbolo del cuerpo de Jesús que con sus padres fue a Egipto, huyendo de la persecución de Herodes.

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Sin embargo,  su verdadero orgen se encuentra en las fiestas en honor a Saturno (saturnales) que los romanos celebraban varios siglos antes de Cristo. Estas fiestas celebraban la llegada del solsticio de invierno como nuevo período de luz y el final de los duros trabajos en el campo, por lo que también eran conocidas como "fiestas de los esclavos".

Las clases altas de la sociedad romana elaboraban y repartían unas tortas redondeadas hechas de higos, dátiles y miel entre las clases populares. En estas tortas se escondía un haba seca y el esclavo que la encontrara era nombrado rey de reyes durante aquel día, con lo que el resto debían tratarle con todos los honores y atenciones de un auténtico rey, no sin perder el ambiente de cachondeo y excesos de las bacanales romanas.  En algunos casos, el esclavo al que le tocara el haba seca podía incluso ser liberado, con lo que el haba se convertía en un objeto muy preciado y que atraía la buena suerte. 

Hacia el siglo IV, la Iglesia católica condena todas las fiestas paganas, entre ellas las saturnales y todo esto desparece...aunque no del todo. La zona de la Galia mantiene la torta saturnal que, poco a poco, va convirtiendo en roscón. 

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Durante el Renacimiento, las familias de la aristocracia francesa tomaban este postre el día de la Epifanía (6 de enero) cumpliendo un riguroso protocolo: Un niño dividía el  "gateau de roi" (pastel de rey) en trozos iguales para cada uno de los habitantes de la casa, señores y sirvientes juntos. Al que le tocaba el trozo con el haba era nombrado "Roi de la Fave" (el Rey del Haba) y durante ese día era el protagonista de una fiesta donde se comía y bebía sin medida. Cada vez que el rey bebía de su copa, todos los asistentes debían gritar “el rey bebe, el rey bebe”. Y claro, todos le seguían.



En el siglo XVIII, el cocinero de la corte quiso sorprender al "niño-rey" Luis XV y, en lugar del haba, escondió en el roscón una moneda de oro. A partir de entonces nadie quería una triste haba en su roscón y se extendió la costumbre de esconder monedas y objetos valiosos.

Pero ¿qué pasó en España? Pues bien, el roscón nos llegó desde Francia a través de dos vía:

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1.- La corte de los Teobaldos, reyes de Navarra provenientes de la región francesa de Champaña, instauraron durante el siglo XIV la costumbre de celebrar una comida entre los niños más necesitados durante el día 6 de enero. Todos recibían una porción de rosco en el que se había introducido un haba. El niño que encontraba el haba en su ración era proclamado rey por un día. Entre 1381 y 1439 se coronaron Reyes de la Faba en localidades como Pamplona, Sangüesa, Puente la Reina, Tafalla, Estella, Olite o Tudela. La fiesta se desarrollaba siempre en el lugar donde estuviera el rey y, en su ausencia, la reina. Esta fiesta reapareció en 1920 y aún se celebra en Navarra como una tradición local.



2.- Felipe V, tío de Luis XV, hizo llegar a España la tradición del Roscón con moneda incluida. La rápida acogida en toda la península del roscón francés y el juego del haba probablemente se deba a la ya existencia de un postre similar: la Rosca de Navidad, un bollo anisado que las mujeres llevaban a la Misa del Gallo para que fuese bendecido.

En el siglo XIX, la moneda se cambió por una figurita de porcelana. Y en la actualidad te puedes encontrar cualquier cosa. Lo que nunca falta, o al menos no debería faltar, es el haba. Con el paso del tiempo ha perdido su significado alegre y positivo para convertir en "tonto del haba" al pobre que se la encuentre en su porción de roscón. 

Y, ya sabes, el tonto del haba paga el roscón. 
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Feliz día de Reyes y buen provecho.