" -¡Mamaaaaaaaaaa, me quiero bañar!
- De eso nada, que acabas de comer. ¡Ni se te ocurra tocar el agua en dos horas!"
¿Cuántas veces hemos oído esto siendo niños? Aún se sigue oyendo en playas y piscinas. Pero, ¿qué hay de cierto en ello?
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La "hidrocución", que es el nombre real del "corte de digestión", es el síncope que se produce por un cambio brusco en la temperatura corporal.
El presidente de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), el doctor Enrique Domínguez Muñoz, define lo que ocurre: "Ese cambio térmico brusco produce una reacción cardiovascular con una disminución de la frecuencia cardiaca que puede hacer que la persona que la padece sienta náuseas, a veces vómitos, se maree e incluso pierda el conocimiento. Suele ocurrir cuando hemos estado durante mucho tiempo al sol o haciendo deporte, y nos sumergimos bruscamente en agua fría."
El cuerpo pasa de 40º a 20º en segundos, y esto puede provocar mareos, náuseas y, en ocasiones, pérdida de consciencia que si te pilla en el agua puede ser fatal.
La digestión es un proceso lento que puede durar varias horas dependiendo de lo que se haya ingerido y no se "corta" por entrar en el agua. Por lo tanto, no está tan relacionado con la comida como con la temperatura.
Tanto si has comido como si no, al entrar en el agua debes hacerlo siempre de forma gradual, refrescando tu cuerpo poco a poco y, si en cualquier momento notas mareos o visión borrosa, sal inmediatamente del agua.
Entonces ¿lo del corte de digestión es un mito? Pues sí, pero no. Así que, este verano antes de bañarte, toma las precauciones necesarias y déjate de zarandajas porque con la salud no se juega.